jueves, 31 de octubre de 2013

Studio Ghibli

Tenía muchos deseos de escribir algo dedicado a Studio Ghibli, pues soy un fan confeso de Miyasaki y sus películas, en principio sería una entrada dedicada a él, pero decidí extenderla para abarcar al estudio en general, sin dejar de lado a los artífices de que Ghibli fuese posible.

Aquí vamos..

Studio Ghibli (スタジオジブリ Sutajio Jiburi?) es un estudio japonés de animación, y considerado por la crítica especializada y muchos cinéfilos como uno de los mejores estudios de animación del mundo en la actualidad.

Su nombre deriva del apodo que los italianos usan para sus aviones de exploración del Sahara en la Segunda Guerra Mundial, el cual deriva de la palabra italiana usada para el viento arenoso, caliente y seco que sopla en el desierto del Sahara. Aunque el nombre es del italiano, la pronunciación cuando se refiere al Estudio es 'ji-bri' o 'ji-bu-ri', para adaptarse a la fonética japonesa. La teoría detrás del nombre era que ellos estaban "soplando" un nuevo viento en la industria de la animación

Los comienzos de Studio Ghibli

Studio Ghibli se fundó en 1985, de la mano del galardonado y reputado Hayao Miyazaki, junto a su colega Isao Takahata (director de series clásicas de Toei Animación como Heidi y Marco). Desde que iniciaron su trayectoria conjunta bajo el sello de Ghibli, las películas de Miyazaki y Takahata se han hecho un hueco en los corazones del público japonés, de grandes y pequeños por igual. A nivel internacional, la producciones de Studio Ghibli son las películas de animación más reputadas por la crítica y respetadas en el sector. No en vano El viaje de Chihiro ha sido la primera película de animación japonesa en ganar un Oscar y el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín.

Miyazaki y Takahata han sido grandes pioneros en el mundo de la animación. Las películas de Studio Ghibli se caracterizan por sus altas dosis de creatividad, sus historias desbordantes de imaginación y calidez, dando siempre gran importancia a una serie de valores fundamentales en el mundo de hoy como son el cuidado del medio ambiente y el amor a la naturaleza, la amistad, la tolerancia y el respeto a los mayores.

Hayao Miyazaki nació en 1941 en Tokio. De joven solía dibujar, aunque como pasatiempo. Del cine animado, más que Disney o la animación japonesa de entonces, lo lo marcaron obras como "El rey y el pájaro" (Paul Grimault, Francia, 1948) "La reina de las nieves" (Atamanov, Rusia, 1957) y los hermanos Fleischer. Estudió ciencias políticas y economía. Tras graduarse, ingresó en 1963 al estudio de animación Toei, y trabajó como auxiliar de dibujo, mayormente para series de TV. Allí conoció a Takahata.

Isao Takahata, 6 años mayor, ya llevaba algunos años en el estudio, en roles de mayor relevancia. En 1964 Miyazaki encabezó un movimiento sindical en el estudio, secundado por Takahata. Allí se cimentó la amistad de los futuros creadores de Ghibli; también allí Miyazaki conoció a su futura esposa, con quien se casó al año siguiente.

En 1965 Takahata tuvo su primer oportunidad de dirigir un largometraje: Las aventuras de Horus, Príncipe del Sol (o "Hols, Prince of the Sun", o "Taiyou no Ouji Horusu no Daibouken"). Miyazaki tuvo un rol importante como animador y aportador de ideas. La concepción de Takahata y su equipo fue, en el aspecto estético y argumental, muy innovadora y ambiciosa; y por lo mismo, su realización fue muy accidentada. La película logró terminarse, a duras penas, a fines 1968 (el plan original del proyecto era de ocho meses). Recibió muy buenas críticas, pero fue un fracaso de público, siendo sacada de cartel a los diez días. Un triunfo artístico, pero un desastre económico para el estudio. Takahata y Miyazaki abadonaron el estudio Toei en 1971.

La dupla Miyazaki-Takahata tuvo un breve paso (1971-1974) por los estudios A-Pro. Allí Miyazaki dirigió algunos capitulos de la serie de TV Lupin III, sobre un personaje conocido, que revisitaría años más tarde para su primer película. Tras un frustrado intento de filmar un largometraje (Pippi Longstockings; Miyazaki viajó a Suecia para conseguir los derechos, sin éxito; las ciudades europeas, sin embargo, parecen haber sido siempre una fuente de inspiración para él), idea, escribe y dibuja la película "Panda Kopanda" (1972), que dirige Takahata. Tendrá su secuela en 1973. Obra menor, breve y muy infantil, tiene sin embargo su encanto, fuertemente personal, y anticipa claramente la que sería una de las obras cumbres de Miyazaki: "Mi vecino Totoro".

En 1983 Miyazaki y Takahata están la búsqueda de una oportunidad de hacer una película "grande"; pero lo único que la productora Tokuma Shoten considera financieramente viable es una versión fílmica de Nausicaa. Miyazaki al principio se resiste; finalmente cede, con la condición de que Takahata sea el productor.

Nausicaa del valle del viento se estrena en 1984 y supera las expectativas. Marca un antes y un después en la obra de Miyazaki. Sin ser un gran éxito financiero (los costos de producción de los largometrajes de anime son muy altos), alcanzan para que Miyazaki y Takahata se animen a fundar un estudio propio: es el nacimiento del estudio Ghibli.

Nausicaa también marca la aparición de dos amigos de Miyazaki, que tendrán un papel fundamental en Ghibli: el entonces poco conocido Joe Hisaishi, que en adelante pondrá música a todas las películas de Miyazaki, y Toshio Suzuki, que será productor general y presidente de Ghibli hasta hoy.

A partir de entonces, el estudio Ghibli adquirirá renombre mundial, produciendo con regularidad largometrajes de una rara calidad y una concepción artística sui generis.

*************************************

Mi Top Five de películas de Studio Ghibli.

5- Kaze no Tani no Naushika (風の谷のナウシカ lit. «Nausicäa del Valle del Viento»?) (conocida en algunos países como Nausicäa, guerreros del viento y antiguamente como Guerreros del viento )

Argumento: Mil años han pasado desde los Siete Días de Fuego, una guerra apocalíptica que destruyó la civilización humana y dio a luz a la gran selva tóxica, un bosque plagado de insectos mutantes gigantes en el que todo es letal para los humanos. Muchos asentamientos dispersos están presentes mientras que la jungla tóxica avanza. El Valle del Viento es uno de esos asentamientos. Los colonos del valle creen en una profecía que indica que un guerrero "vestido de azul y rodeado de campos de oro" algún día podrá unificar al hombre y la naturaleza.

4- Mi vecino Totoro(en japonés: となりのトトロ Tonari no Totoro; en inglés: My Neighbor Totoro, mismo significado'?)

Argumento: La película es un retrato de la vida rural japonesa en los años cincuenta. Un profesor universitario se traslada junto a sus dos hijas a una casa cerca de un bosque mientras su mujer se recupera de tuberculosis en un sanatorio rural. Sus hijas descubren la existencia de los "duendecillos de polvo", de este modo aprenden que hay seres que no todos pueden ver, como los espíritus del bosque, solamente aquellos de corazón puro. Mei, de cuatro años de edad, resulta fascinada al encontrar dos pequeños espíritus y se determina a encontrar al rey del bosque, Totoro.

3- Hauru no Ugoku Shiro (ハウルの動く城? , lit: El castillo caminante de Howl. En inglés: Howl's Moving Castle, lit: El castillo errante de Howl), en España como El castillo ambulante y en Hispanoamérica como El increíble castillo vagabundo.

Argumento: Sophie es una joven de 18 años que trabaja en una sombrerería en una ciudad europea. Es callada y tímida, por eso le cuesta socializar con sus otras compañeras de trabajo y tener amigos. Un día decide visitar a su hermana que regenta una cafetería y es acosada por dos soldados que están de servicio ya que el continente se encuentra en guerra. De repente, sale a su rescate un misterioso joven que le deja en su destino. En la cafetería, le advierten de la presencia en el pueblo de Howl, un mago que roba el alma de mujeres jóvenes. Por la noche, en la hora del cierre de la sombrerería, al estar sola llega una mujer que se hace llamar la Bruja del Páramo, que fue testigo del rescate de Sophie, y deja caer sobre Sophie un terrible maleficio. Entonces, es cuando Sophie decide buscar ayuda al castillo ambulante, hogar del mago Howl.

Obra basada en:

El castillo ambulante (título original: Howl's Moving Castle) es una novela fantástica de la autora británica Diana Wynne Jones, publicada por primera vez en 1986. En 1990 se publicó una secuela, titulada Castle in the Air. Una segunda secuela, House of Many Ways apareció en junio de 2008.

2- La Princesa Mononoke (もののけ姫 Mononoke Hime?) "Mononoke" no es un nombre, sino una descripción que puede ser traducida en este contexto como: "espíritu vengador", haciendo el título de la película La Princesa de los Espíritus Vengadores.

Argumento: Cuenta la historia de Ashitaka, un príncipe que se ve arrojado a viajar para encontrar una cura a la maldición que le han asestado. Durante el viaje se verá envuelto en una guerra entre dos frentes: el bosque y sus seres contra la Ciudad del hierro. En esta trepidante aventura conocerá a San, la chica loba, que le llevará hasta el Espíritu del Bosque, ya que éste es su única esperanza para ser curado.

La Princesa Mononoke se sitúa en un contexto de la historia nipona con daimios y samuráis, representativo de la cultura japonesa. Incluso el pueblo ficticio de Ashitaka se puede considerar un referencia a la tribu indígena del archipiélago, los Ainu. Se aprovecha este momento de la historia para tratar un momento crucial en la evolución humana, o siendo más exactos, de la civilización. Los pueblos comienzan a expandirse y a evolucionar a partir de explotar los recursos que tenían a mano, y sobre todo,con el metal, elemento clave de toda la película.

1- El viaje de Chihiro (千と千尋の神隠し Sen to Chihiro no kamikakushi?, lit. «La desaparición espiritual de Sen y Chihiro»)

Argumento: Chihiro y sus padres se habían visto obligados a mudarse a otra ciudad. Mientras que su padre conduce, toman un atajo por el cual se pierden internándose en un bosque que terminaba frente a un edificio que tenía un gran y extraño túnel en su interior. Del otro lado del túnel descubren un pueblo aparentemente abandonado; la familia decide ir a mirar y conocer el raro lugar, encontrando así un restaurante vacío, en el cual deciden quedarse a comer. Por otro lado, Chihiro se aleja de ellos para investigar la ciudad. Cuando comenzaba a anochecer, un chico misterioso llamado Haku aparece y le ordena a la niña que se marche de allí con sus padres antes de que caiga completamente la noche.

Chihiro corre en busca de sus padres, mientras que al caer la noche toda la ciudad cobra vida, encendiéndose los faros y apareciendo seres de formas extrañas, similares a los yōkai; pero para su sorpresa y horror, sus padres habían sido convertidos en dos enormes cerdos. Atemorizada, Chihiro se da cuenta que se estaba volviendo transparente, por lo que Haku le dice que para no desaparecer debe comer algo de ese mundo y le ofrece una baya. Después, la lleva secretamente a una casa de baños termales, donde el joven le dice que debe conseguir un trabajo allí hasta que él pueda ayudarle a recuperar a sus padres y a escapar. Así pues, con ayuda de varios amigos que hace en el transcurso de la historia, Chihiro inicia una gran aventura para poder rescatar a sus padres y continuar con su vida.

**********

Un top Five es poco para Ghibli, seguramente habrá quién argumente la falta o sobra de algún título, la lista es al criterio de quien publica. Para terminar dejó una imagenes del museo Ghibli.

El Museo Ghibli, inaugurado el 1 de octubre de 2001 en el parque Inokashira de Mitaka (Tokio), es un museo dedicado a las obras de anime realizadas por el Estudio Ghibli. Y qué decir tiene, que es una visita casi obligada para niños y mayores que hayan disfrutado de películas tan icónicas como Mi vecino Totoro, Laputa, el castillo en el cielo, El viaje de Chihiro y tantas otras.

Fuentes:

Wiki

HJGcom.

Studio Ghibli

Japonisimo

jueves, 24 de octubre de 2013

Tres poemas.

Primero un poco de historia.
Esta nanas, las escribió Miguel estando en la cárcel, cuando se terminó la guerra civil y apresaron a los republicanos. Su esposa le escribió una carta diciéndole que no tenía para comer más que pan y cebolla y que no podía amamantar a su hijo, que entonces era un bebé. Miguel, que se deprimió mucho al saberlo, escribió las nanas de la cebolla para ella y para el niño y después se las envió junto con esta carta:

"Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme..."

Nanas de la cebolla
Miguel Hernández

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa

*************************************

La caída de las hojas
Fernando Celada

Cayó como una rosa en mar revuelto…
y desde entonces a llevar no he vuelto
a su sepulcro lágrimas ni amores.
Es que el ingrato corazón olvida,
cuando está en los deleites de la vida,
que los sepulcros necesitan flores.

Murió aquella mujer con la dulzura
de un lirio deshojándose en la albura
del manto de una virgen solitaria;
su pasión fue más honda que el misterio,
vivió como una nota de salterio,
murió como una enferma pasionaria.

Espera, – me decía suplicante -
todavía el desengaño está distante…
no me dejes recuerdos ni congojas;
aún podemos amar con mucho fuego;
no te apartes de mí, yo te lo ruego;
espera la caída de las hojas…

Espera la llegada de las brumas,
cuando caigan las hojas y las plumas
en los arroyos de aguas entumidas,
cuando no haya en el bosque enredaderas
y noviembre deshoje las postreras
rosas fragantes al amor nacidas.

Hoy no te vayas, alejarte fuera
no acabar de vivir la primavera
de nuestro amor, que se consume y arde;
todavía no hay caléndulas marchitas
y para que me llores necesitas
esperar la llegada de la tarde.

entonces, desplomando tu cabeza
en mi pecho, que es nido de tristeza,
me dirás lo que en sueños me decías,
pondrás tus labios en mi rostro enjuto
y anudarás con un listón de luto
mis manos cadavéricas y frías.

¡No te vayas, por Dios…! Hay muchos nidos
y rompen los claveles encendidos
con un beso sus vírgenes corolas;
todavía tiene el alma arrobamientos
y se pueden juntar dos pensamientos
como se pueden confundir dos olas.

Deja que nuestras almas soñadoras,
con el recuerdo de perdidas horas,
cierren y entibien sus alitas pálidas,
y que se rompa nuestro amor en besos,
cual se rompe en los árboles espesos,
en abril, un torrente de crisálidas.

¿No ves como el amor late y anida
en todas las arterias de la vida
que se me escapa ya?… Te quiero tanto,
que esta pasión que mi tristeza cubre,
me llevará como una flor de octubre
a dormir para siempre al camposanto.

¡Me da pena morir siendo tan joven,
porque me causa celo que me roben
este cariño que la muerte trunca!
Y me presagia el corazón enfermo
que si en la noche del sepulcro duermo,
no he de volver a contemplarte nunca.

¡Nunca!… ¡Jamás!… En mi postrer regazo
no escucharé ya el eco de tu paso,
ni el eco de tu voz… ¡Secreto eterno!
Si dura mi pasión tras de la muerte
y ya no puedo cariñosa verte ,
me voy a condenar en un infierno.

¡Ay, tanto amor para tan breve instante!
¿Por qué la vida, cuanto más amante
es más fugaz? ¿Por qué nos brinda flores,
flores que se marchitan sin tardanza,
al reflejo del sol de la esperanza
que nunca deja de verter fulgores?

¡No te alejes de mí, que estoy enferma!
Erpérame un instante… cuando duerma,
cuando ya no contemples mis congojas…
¡perdona si con lágrimas te aflijo!…
-Y cerrando sus párpados, me dijo:
¡espera la caída de las hojas!

¡Ha mucho tiempo el corazón cobarde
la olvidó para siempre! Ya no arde
aquel amor de los lejanos días…
Pero ¡ay! a veces al soñarla, siento
que estremecen mi ser calenturiento
sus manos cadavéricas y frías…!

*************************************

El Seminarista de los ojos negros
Miguel Ramos Carrera

Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.

Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.

Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.

Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo...
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.

Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros...

martes, 22 de octubre de 2013

Epitafios

Hay personas que se van de este mundo dejando la singular marca de su sentido del humor a través de originales epitafios.

El epitafio es un texto que recuerda al muerto. Muchos destacan por su irreverente manera de despedirse de la vida a través de frases memorables y otros porque están escritos con tal refinamiento literario que los convierte en un verdadero subgénero digno de decenas de estudios y análisis.

Hay personas que se van de este mundo dejando la singular marca de su sentido del humor a través de originales epitafios en los que aparecen desde reproches procedentes desde el más allá a los parientes cercanos hasta pedidos de disculpas por las acciones que no pudieron realizar; algunos difuntos, más rebeldes, manifiestan que se fueron descontentos al otro barrio y no dudan en gritarlo a voces desde sus tumbas, y otros, redactados por los deudos, que confiesan con descaro el alivio que sienten algunos parientes cuando un “ser querido” pasa a mejor vida

Genio y figura hasta la sepultura

“Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. Epitafio de Molière.

“Lo hizo a la manera difícil”. Epitafio de Bette Davis.

“Feo, fuerte y formal”. Epitafio de John Wayne.

“Llame fuerte, como para despertar a un muerto”. Epitafio de Jean Eustache (escrito en la puerta de la habitación del hotel en la que se pegó un tiro).

“Perdonen que no me levante”. Epitafio de Groucho Marx (lo pensó pero no fue colocado).

“RIP, RIP, ¡HURRA!”. Epitafio que Groucho Marx pensó para su suegra.

“Say no more”. Epitafio de Eric Idle (miembro de los Monty Python).

“Que baje el telón, la farsa terminó”. Epitafio de Rabelais.

“The End”. Epitafio de Buster Keaton.

“Si queréis los mayores elogios, moríos”. Epitafio de Enrique Jardiel Poncela.

“Ya decía yo que ese médico no valía mucho”. Epitafio de Miguel Mihura.

“Lo he intentado”. Epitafio de Willy Brandt.

“Murió vivo”. Epitafio de Antonio Gala.

“Eso es todo amigos”. Epitafio de Mel Blanc, actor que le daba voz al personaje de Porky, al famoso dibujo animado.

“Volveré y seré millones”. Epitafio de Tupak Katari, líder que fue descuartizado.

“Pierda peso. Pregúnteme cómo”. Epitafio de Miguel Collantes.

“Si no viví más, fue por que no me dio tiempo”. Epitafio del Marqués de Sade.

“Esto es lo que le pasa a los chicos malos”. Epitafio de Alfred Hitchcock (lo pensó pero no fue colocado).

“Desapareció en combate, apareció aquí”. Epitafio del coronel Francis Chartres.

“Nos acordaremos de este planeta”. Epitafio de Leonardo Sciascia.

“Yace aquí, en alguna parte”. Epitafio de Werner Heisenberg.

“Parece que se ha ido, pero no se ha ido”. Epitafio de Cantinflas.

“Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo”. Epitafio de Miguel de Unamuno.

“Aquí sigue descansando el que nunca trabajó”. Epitafio de P. Melich.

“Aquí descansa un cierto pintor, quien, en las obras que hizo, jamás pudo dejar satisfecho a sí mismo”. Epitafio de Giotto.

“Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga”. Epitafio de Johann Sebastian Bach.

“No es que yo fuera superior, es que los demás eran inferiores”. Epitafio de Orson Welles.

“Soy escritor, pero nadie es perfecto”. Epitafio de Billy Wilder.

“Estuve borracho muchos años, después me morí”. Epitafio de Francis Scott Fitzgerald.

“Al morir échenme a los lobos. Ya estoy acostumbrado”. Epitafio de Diógenes.

“Estoy listo para encontrarme con mi creador. Si mi creador está listo para encontrarse conmigo es otra cosa”. Epitafio de Winston Churchill.

“Perdonen por mi polvo”. Epitafio de Dorothy Parker.

“Espero que Cristo cumpla su palabra”. Epitafio de Miguel Delibes.

“He representado bien mi papel. Despedidme pues de la escena, amigos, con vuestros aplausos”. Epitafio de Cayo Julio César Octaviano Augusto.

“Ningún amigo me ha hecho favores, ningún enemigo me ha inferido ofensa que yo no haya devuelto con creces”. Epitafio de Lucio Cornelio Sila.

“¡Qué artista muere conmigo!”. Epitafio de Nerón.

“Aquí yace uno que fue devotamente fiel del arte y del honor. No fue gran cosa en vida y ahora no es absolutamente nada”. Epitafio de Castelli.

“Aquí, Leopoldo Fregoli llevó a cabo su última transformación”. Epitafio del célebre transformista Leopoldo Fregoli.

“Aquí yace el pensador mexicano que hizo lo que pudo por su patria”. Epitafio de José Joaquín Fernández de Lizardi.

“Asesinado por un cobarde y traidor cuyo nombre no merece figurar aquí”. Epitafio de Jesse James.

“En realidad, no estoy aquí”. Epitafio de Jaime Cerón.

“Por lo demás, los que mueren son siempre los demás”. Epitafio de Marcel Duchamp.

“Amigos míos, pensad que duermo”. Epitafio de Geoffrey Madan.

“Os dije que estaba enfermo”.Epitafio de Spike Milligan.

“Quien resiste gana”. Epitafio de Camilo José Cela.

“Si alguien va a mi funeral con una cara larga, nunca le hablaré de nuevo”. Epitafio de Stan Laurel.

“No sé qué hago aquí”. Epitafio de Fernando Lleras de la Fuente.

“Dejen el mundo mejor de como lo encontraron”. Epitafio de Lord Robert Baden-Powell.



Calaveras y diablitos

“Cuando naciste reían todos y sólo tú gemías, procura que al morir sean todos los que lloren y sólo tú el que rías”. Epitafio de una tumba en el cementerio de la Almudena de Madrid.

“Aquí descansa Pancrazio Juvenales (1969 - 1993). Buen esposo, buen padre, mal electricista casero”.

“Gustava Gumersinda Gutiérrez Guzmán (1934 – 1989). Recuerdo de todos tus hijos (menos Ricardo que no dio nada)”. 

“Aquí descansa mi querida esposa Brujilda Jalamonte (1973 – 1997). Señor recíbela con la misma alegría con que yo te la mando”.

“Aquí yace mi mujer, fría como siempre”.

“Hoy se me acabó el mañana”.

“Para no decir como siempre "Aquí yace", está de pie y duerme en paz” (según la historia, este difunto pidió que su ataúd se enterrara horizontal).

“Perdí una apuesta con la muerte y yo siempre pago”.

“Aquí yace un estudiante de pluma, letra y labio, que vivió para ser sabio y al final murió ignorante”. Epitafio en una tumba del cementerio de Granada, España.

“Aquí yace uno en contra de su voluntad”.

“Familia de Francisco Pujol y Mercé. Aquí descansa el cadáver de su madre María Pujol y Mercé, viuda, natural de Olot; falleció el 3 de abril de 1830, de edad 82 años, 7 meses y 19 días. Habiendo dejado de su único matrimonio: VIVOS: 5 hijos; 42 nietos y 46 biznietos. Total: 93. MUERTOS: 8 hijos; 32 nietos; 43 biznietos. Total: 83. TOTAL: 176”.

“Aquí yace Ezekial Aikle, muerto a la edad de 102 años. Los buenos mueren jóvenes”. Epitafio en una tumba del cementerio de East Dalhousie, Nueva Escocia.

“Estoy muerto. Enseguida vuelvo”. Epitafio en el cementerio de León, España.

“Mami, llegaremos muy tarde. Espéranos despierta”. Epitafio escrito por los hijos a su madre fallecida en el cementerio de Alcobendas, Madrid.

“Mi esposo me olvidó al mes de fallecida”. Epitafio de franca queja al viudo en el cementerio de Osuna, Sevilla.



“Fallecido por la voluntad de Dios y mediante la ayuda de un médico imbécil”.

“Estos días se me están haciendo eternos”.

“No llores hombre... que no tardas en alcanzarme”.

“Game over”.

“Al fin polvo”. Epitafio en la tumba de una solterona.

“Ya sabía yo que esto acabaría así”.

“Aquí yaces y yaces bien, tú descansas y yo también”. Epitafio que puso un yerno en la tumba de su suegra.

“Aunque cambiado, resurgiré”.

“Necesité toda una vida para llegar hasta aquí”.

“A mi marido, fallecido después de un año de matrimonio. Su esposa con profundo agradecimiento”. Epitafio en una tumba del cementerio de Guadalajara.

“Aquí se acaba el gozo de los injustos”.

“El alma del creyente fallecido permanecerá encadenada hasta que sus deudas económicas sean saldadas”. Epitafio del profeta Muhammad según el Imán Ahmad.

“En realidad preferiría estar en Filadelfia”.

“Vivió mientras estuvo vivo”. Epitafio de una tumba del Cementerio de Ágreda, Soria.

“Aquí yace el más odiado, que fue enterrado en un cajón esférico para poder llevarlo a patadas al cementerio”.

“Perdone que no asista a su entierro”. Epitafio de José, un señor que tenía por costumbre no perderse los sepelios de sus conocidos, en el cementerio de Águilas, Murcia.

“Que conste que yo no quería”.

“Aquí yaces y haces bien, tú descansas, yo también”. Epitafio en el cementerio general de Valencia.

“Esta postura me está matando”.

“Al fin lo sacaron de la banca”. Epitafio en la tumba de un futbolista.

“Por fin me quedé en los huesos”. (El difunto pesaba 140 kilos e hizo infinitas curas de adelgazamiento).

“Aquí yace boca arriba uno que cayó de bruces muchas veces en la vida”.
 
“Sin comentarios”.

“Por fin dejé de fumar”.

“Dejadme en paz”.

“Por favor, no molestar”.

“No grite, estoy muerto no sordo”.

“Aquí yace mi marido, al fin rígido”.

“Aquí yaces y haces bien. Tú descansas y yo también”.

“A ver, ¿qué tenía Lázaro que yo no tenga?”.

“Dios, nunca creí en ti ¡pero te juro que me arrepiento!”.

“Lo siento, también usted morirá”

Fuentes: Y en polvo te convertirás, de Nieves Concostrina; Después del entierro, de Omar R. López Mato; El último deseo, de Jesús M. de Miguel; Epitafios. El derecho a la muerte escrita, de Luis Gusmán. Patricia Rodón.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El hombre más rico de babilonia

Hace ya tiempo que leí éste libro, de los primeros que realmente llamarón mi atención y que pese a ser bastante sencillo me ayudó para sentar la bases de lo que vendría después, los que conocen algo de mi sabrán que yo no tuve oportunidad de estudiar más que la educación basica, por eso es que me sirvió bastante en aquel tiempo.

Pero éste no es un post sobre mi, sino sobre el libro.
Para: An. Que le apasionan estos temas tanto como a mi, y al parecer no lo había leído.

El hombre más rico de Babilonia (George Samuel Clason)

Es un libro sobre educación financiera básica que debería ser de obligada lectura en los colegios (este mismo libro u otro similar). Pocas cosas más importantes y útiles que esta se enseñan en los colegios.

Aquellas personas que tengan una buena educación financiera probablemente no encontrarán ninguna idea nueva para ellos en este libro, pero para la inmensa mayoría de la población será uno de los libros más útiles que puedan leer en su vida.

Es una serie de cuentos ambientados en la antigüa Babilonia que sirven para mostrar los principios básicos de la educación financiera y la gestión del dinero que toda persona debería conocer.

Todas las ideas mostradas en el libro son extremadamente sencillas pero a la vez, y esa es su fuerza, extremadamente útiles. El libro muestra el camino a la riqueza que toda persona puede recorrer.

La pregunta entonces es, ¿por qué no es rico todo el mundo?.

En mi opinión, el generar riqueza no es diferente a el deporte o alguna otra profesión, las bases están al alcance de la mano de quién lo desee, o mejor dicho de quién tenga la suficiente voluntad para llevar a buen puerto éste barco, igual que el atleta que tiene que practicar y entrenar antes de ser el mejor en su diciplina, simplemente no todos están dispuestos a los sacrificios que esto requiere.

"...“En absoluto, respondió. ¿No pagas al zapatero? ¿No pagas al sastre? ¿No pagas por la comida?

¿Puedes vivir en Babilonia sin gastar? ¿Qué te queda de todo lo que ganaste durante el año pasado?

¡Idiota! Pagas a todo el mundo menos a ti. Trabajas para los otros. Lo mismo daría que fueras un esclavo y trabajaras para tu dueño, que te daría lo que necesitas para comer y vestir.”

“Si guardaras la décima parte de lo que ganas en un año, ¿cuánto tendrías en diez años?”

Mis conocimientos de cálculo me permitieron responder: “tanto como gano en un año”.

El replicó: “lo que dices es una verdad a medias. Cada moneda de oro que ahorras es una esclavo que trabaja para ti. Cada una de las pequeñas monedas que te roporcionará ésta, engendrará otras que también trabajarán para ti. ¡Si te quieres hacer rico, tus ahorros te deben rendir y estos rendimientos rendirte a su vez! Todo esto te ayudará a conseguir la abundancia de que estás ávido”

“Crees que te pago mal por la larga noche de trabajo”, continuó, “pero en verdad te pago mil veces; sólo hace falta que captes la verdad de lo que te he presentado”.

“Una parte de lo que tú ganas es tuyo y lo puedes conservar. No debe ser menos de una décima parte, sea cual sea la cantidad que tú ganes. Puede ser mucho más cuando te lo puedas permitir. Primero págate a ti. No compres al zapatero o al sastre más de lo que puedas pagar con lo que te quede, de modo que tengas suficiente para la alimentación, la caridad y la devoción a los dioses.”

“La riqueza, como el árbol, nace de una semilla. La primera moneda que ahorres será la semilla que hará crecer el árbol de tu riqueza. Cuanto antes plantes tu semilla, antes crecerá el árbol. Cuanto más fielmente riegues y abones tu árbol, antes te refrescarás, satisfecho, bajo su sombra.”

Habiendo dicho esto, cogió sus tablillas y se fue.

Pensé mucho en lo que me había dicho y me pareció razonable. Así que decidí que lo intentaría. Cadavez que me pagaban, tomaba una moneda de cobre de cada diez y la guardaba. Y por extraño que parezca, no me faltaba más dinero que antes. Tras habituarme, casi ni me daba cuenta, pero a menudo estaba tentado de gastar mi tesoro, que empezaba a crecer, para comprar algunas de las buenas cosas que mostraban los mercaderes, cosas traídas por los camellos y los barcos del país de lo fenicios. Pero me retenía prudentemente.

Doce meses después de la visita de Algamish, este volvió y me dijo: “Hijo mío, ¿te has pagado con ladécima parte de lo que has ganado este año?”

Yo respondí orgulloso: “Sí, maestro”

“Bien, respondió contento, ¿qué has hecho con ella?”

“Se la he dado a Azmur el fabricante de ladrillos. Me ha dicho que viajaría por mares lejanos y que compraría joyas raras a los fenicios en Tiro, para luego venderlas aquí a elevados precios, y que compartiríamos las ganancias”

“Se aprende a golpes, gruñó, ¿cómo has podido confiar en un fabricante de ladrillos sobre una cuestión de joyas? ¿Irías a ver al panadero por un asunto de las estrellas? Seguro que no, si pensaras un poco irías a ver a un astrónomo. Has perdido tus ahorros, mi joven amigo; has cortado tu árbol de la riqueza de raíz. Pero planta otro. Y la próxima vez, si quieres un consejo sobre joyas, ve a ver a un joyero. Si quieres saber la verdad sobre los corderos, ve a ver al pastor. Los consejos son una cosa que se da gratuitamente, pero toma tan sólo los buenos. Quien pide consejo sobre sus ahorros a alguien que no es entendido en la materia habrá de pagar con sus economías el precio de la falsedad de los consejos.” Tras decir esto, se fue.

Y pasó como él había predicho, pues los fenicios resultaron ser unos canallas, y habían vendido a Azmur trozos de vidrio sin valor que parecían piedras preciosas. Pero, como me había indicado Algamish, volví a ahorrar una moneda de cobre de cada diez que ganaba ya que me había acostumbrado y no me era difícil.

Doce meses más tarde, Algamish volvió a la sala de los escribas y se dirigió a mí. “¿Qué progresos has realizado desde la última vez que te ví?”.

“Me he pagado regularmente, repliqué, y he confiado mis ahorros a Ager, el fabricante de escudos, para que compre bronce, y cada cuatro meses me paga los intereses.”

“Muy bien. ¿Y qué haces con esos intereses?”

“Me doy un gran festín con miel, buen vino y pastel de especias. También me he comprado una túnica escarlata. Y algún día me compraré un asno joven para poderme pasear.”

Al oír eso, Algamish rió: “Te comes los beneficios de tus ahorros. Así, ¿cómo quieres que trabajen para ti? ¿Cómo pueden producir a su vez más beneficios que trabajen para ti? Procúrate primero un ejército de esclavos de oro, y después podrás gozar de los banquetes sin preocuparte.”

Tras esto, no lo volví a ver en dos años. Cuando regresó, su rostro estaba cubierto de arrugas y tenía los ojos hundidos, ya que se estaba haciendo viejo. Me dijo: “Arkad, ¿ya eres rico, tal como soñabas?”

Y yo respondí: “No, todavía no poseo todo lo que deseo, sólo una parte, pero obtengo beneficios que se están multiplicando.”

“¿Y todavía pides consejo a los fabricantes de ladrillos?”

“Respecto a la manera de fabricar ladrillos, dan buenos consejos”, repliqué..."

"...Algunos de vosotros me habéis preguntado lo siguiente: “¿Cómo puede un hombre guardar la décima parte de lo que gana cuando ni las diez décimas partes son suficientes para cubrir sus necesidades más apremiantes?” -se dirigió Arkad a los estudiantes el segundo día.-

-¿Cuántos de vosotros teníais ayer una fortuna más bien escasa?

-Todos -respondió la clase.

-Y sin embargo no ganáis todos lo mismo. Algunos ganan mucho más que otros. Algunos tienen familias más numerosas que alimentar. Y en cambio, todas las bolsas estaban igual de vacías. Os diré una verdad que concierne a los hombres y a sus hijos: los gastos que llamamos obligatorios siempre crecen en proporción a nuestros ingresos si no hacemos algo para evitarlo.

No confundáis vuestros gastos obligatorios con vuestros deseos. Todos vosotros y vuestras familias tenéis más deseos de los que podéis satisfacer. Usáis vuestro dinero para satisfacer, dentro de unos límites, estos deseos, pero todavía os quedan muchos sin cumplir.

Todos los hombres se debaten contra más deseos de los que puede realizar. ¿Acaso creéis que, gracias a mi riqueza, yo los puedo satisfacer todos? Es una idea falsa. Mi tiempo es limitado, mis fuerzas son limitadas, las distancias que puedo recorrer son limitadas, lo que puedo comer, los placeres que puedo sentir son limitados.

Os digo esto para que comprendáis que los deseos germinan libremente en el espíritu del hombremcada vez que hay una posibilidad de satisfacerlos de la misma manera que las malas hierbas crecen en el campo cuando el labrador les deja un espacio. Los deseos son muchos pero los que pueden ser satisfechos, pocos.

Estudiad atentamente vuestros hábitos de vida. Descubriréis que la mayoría de las necesidades que consideráis como básicas pueden ser reducidas o eliminadas. Que sea vuestra divisa el apreciar al cien por cien el valor de cada moneda que gastéis.

Escribid en una tablilla todas las cosas que causen gastos. Elegid los gastos que son obligatorios y los que están dentro de los límites de los nueve décimos de vuestros ingresos. Olvidad el resto y consideradlo sin pesar como parte de la multitud de deseos que deben quedar sin satisfacción.

Estableced una lista de gastos obligatorios. No toquéis la décima parte destinada a engrosar vuestra bolsa, haced que sea vuestro gran deseo y que se vaya cumpliendo poco a poco. Continuad trabajando según el presupuesto, continuad ajustándolo según vuestras necesidades. Que el presupuesto sea vuestro primer instrumento en el control de los gastos de vuestra creciente fortuna.

Entonces, uno de los estudiantes vestido con una túnica roja y dorada se levantó.

-Soy un hombre libre -dijo-. Creo que tengo derecho a gozar de las cosas buenas de la vida. Me rebelo contra la esclavitud de presupuesto que fija la cantidad exacta de lo que puedo gastar, y en qué. Me parece que eso me impedirá gozar de muchos de los placeres de la vida y me hará tan pequeño como un asno que lleva un pesado fardo.

-¿Quién, amigo mío, decidirá tu presupuesto? -Replicó Arkad.

-Yo mismo lo haré protestó el joven.

-En el caso de que un asno decidiera su carga, ¿tú crees que incluiría joyas, alfombras y pesados lingotes de oro? No lo creo, pondría heno, granó. y una piel llena de agua para el camino por el desierto.

El objetivo del presupuesto es ayudar a aumentar vuestra fortuna; os ayudará a procuraros los bienes necesarios y, en cierta medida, a satisfacer parte de los otros, os hará capaces de cumplir vuestros mayores deseos defendiéndolos de los caprichos fútiles. Como la luz brillante en una cueva oscura, el presupuesto os muestra los agujeros de vuestra bolsa y os permite taparlos y controlar los gastos en función de metas definidas y más satisfactorias.

Esta es la segunda manera de conseguir dinero. Presupuestad los gastos de modo que siempre tengáis dinero para pagar los que son inevitables, vuestras distracciones y para satisfacer los deseos aceptables sin gastar más de nueve décimos de vuestros ingresos..."

lunes, 7 de octubre de 2013

De científicos y anécdotas

Una anécdota es un cuento corto que narra un incidente interesante o entretenido, una narración breve de un suceso curioso, algo que se supone le haya pasado a alguien. Siempre está escrita como si se trataran de hechos reales, por ejemplo un accidente con personas reales como personajes, en lugares reales. No obstante y con el correr del tiempo, las pequeñas modificaciones realizadas por cada persona que la cuenta pueden derivar en algo con mucho de ficción, que sigue siendo contada pero en general que tiende a ser más exagerada. Aunque a veces sean humorísticas, las anécdotas no son chistes, pues su principal propósito no es simplemente provocar excitación, sino expresar una realidad más general que el cuento corto por sí mismo, o dar forma a un rasgo en particular de un personaje o del funcionamiento de una institución, de tal manera que así se atiene o se vincula a su esencia misma.

Iniciamos con la que quizá es la más famosa

En el siglo III a.C., el rey Hierón II gobernaba Siracusa. Siendo un rey ostentoso, pidió a un orfebre que le crease una hermosa corona de oro, para lo que le dio un lingote de oro puro. Una vez el orfebre hubo terminado, le entregó al rey su deseada corona. Entonces las dudas comenzaron a asaltarle. La corona pesaba lo mismo que un lingote de oro, pero ¿y si el orfebre había sustituido parte del oro de la corona por plata para engañarle?

Ante la duda, el rey Hierón hizo llamar a Arquímedes, que vivía en aquel entonces en Siracusa. Arquímedes era uno de los más famosos sabios y matemáticos de la época, así que Herón creyó que sería la persona adecuada para abordar su problema.

I. Arquímedes

Arquímedes desde el primer momento supo que tenía que calcular la densidad de la corona para averiguar así si se trataba de oro puro, o además contenía algo de plata. La corona pesaba lo mismo que un lingote de oro, así sólo le quedaba conocer el volumen, lo más complicado. El rey Hierón II estaba contento con la corona, y no quería fundirla si no había evidencia de que el orfebre le había engañado, por lo que Arquímedes no podía moldearlo de forma que facilitara el cálculo de su volumen.

Un día, mientras tomaba un baño en una tina, Arquímedes se percató de que el agua subía cuando él se sumergía. En seguida comenzó a asociar conceptos: él al sumergirse estaba desplazando una cantidad de agua que equivaldría a su volumen. Consecuentemente, si sumergía la corona del rey en agua, y medía la cantidad de agua desplazado, podría conocer su volumen.

Eureka!

Sin ni siquiera pensar en vestirse, Arquímedes salió corriendo desnudo por las calles emocionado por su descubrimiento, y sin parar de gritar ¡Eureka! ¡Eureka!, lo que traducido al español significa “¡Lo he encontrado!”. Sabiendo el volumen y el peso, Arquímedes podría determinar la densidad del material que componía la corona. Si esta densidad era menor que la del oro, se habrían añadido materiales de peor calidad (menos densos que el oro), por lo que el orfebre habría intentado engañar al rey.

Así tomó una pieza de plata del mismo peso que la corona, y otra de oro del mismo peso que la corona. Llenó una vasija de agua hasta el tope, introdujo la pieza de plata y midió la cantidad de agua derramada. Después hizo lo mismo con la pieza de oro. De este modo, determinó qué volumen equivalía a la plata y qué volumen equivalía el oro.

Repitió la misma operación, pero esta vez con la corona hecha por el orfebre. El volumen de agua que desplazó la corona se situó entre medias del volumen de la plata y del oro. Ajustó los cálculos y determinó de forma exacta la cantidad de plata y oro que tenía la corona, demostrando así ante el rey Hierón II que el orfebre le había intentado engañar.

III. Arquímedes en la tinaja

Toda esta historia no aparece en ninguno de los libros que han llegado a nuestros días de Arquímedes, sino que aparece por primera vez en “De architectura”, un libro de Vitruvio escrito dos siglos después de la muerte de Arquímedes. Esto durante años ha hecho sospechar de la veracidad de los hechos, tomándose generalmente más como una leyenda popular que como un hecho histórico.

De hecho, si asumimos que la corona pesaba un kilo, con 700 gramos de oro y 300 gramos de plata, la diferencia de volumen desplazado por la pieza de oro y la corona habría sido únicamente 13 centímetros cúbicos. Este volumen es visible, pero no fácilmente medible dadas las circunstancias. Suponiendo que lo que se medía era la elevación del nivel del agua en la tinaja con una superficie de unos 300 centímetros cuadrados (suficientemente generosa), la diferencia del nivel del agua entre la pieza de oro puro y la corona sería de menos de medio milímetro, algo difícilmente medible con los instrumentos de la época.

En cualquier caso, aunque esta no fuera la historia real, Arquímedes dejó documentos escritos en los que describía a la perfección el principio que lleva su nombre.

Recuerdos de pandora

La anécdota del barómetro El texto que aparece a continuación es un clásico de Internet. Circula por la red en multitud de variantes. Apareció originalmente en la revista Saturday Review, el 21 de Diciembre de 1968. Su autor es un profesor americano de física llamado Alexander Calandra.

Hace algún tiempo recibí una llamada de un colega que me pidió si podría arbitrar en la calificación de una pregunta de examen. Iba dar un cero a un estudiante por su respuesta a una pregunta de física, mientras que el estudiante afirmaba que debería recibir la máxima nota y así se haría si el sistema no se hubiera organizado en contra de los estudiantes: El profesor y el estudiante acordaron acudir a un árbitro imparcial, y me eligieron a mi.

Acudí al despacho de mi colega y leí la pregunta del examen: "Demuestra como se puede determinar la altura de un edificio alto con la ayuda de un barómetro"

El estudiante había contestado: " Lleva un barómetro a lo alto del edificio, átale una cuerda larga, haz que el barómetro baje hasta la calle. Mide la longitud de cuerda necesaria. La longitud de la cuerda es la altura del edificio"

Hice notar que el estudiante realmente tenía derecho a una buena nota ya que había contestado a la pregunta correctamente. Por otra parte, si se le asignaba una buena nota contribuiría a que recibiese una buena calificación en su curso de física. Se supone que una buena calificación certifica competencia en física, pero la respuesta dada no se correspondía con esto. Sugerí entonces que se le diera al estudiante otra oportunidad para contestar a la pregunta. No me sorprendió que mi colega estuviese de acuerdo, sin embargo si lo hizo el que el alumno también lo estuviera.

Le di al estudiante seis minutos para responder a la pregunta con la advertencia de que la respuesta debía mostrar su conocimiento de la física. Al cabo de cinco minutos, no había escrito nada. Le pregunte si se daba por vencido, pero me contesto que no. Tenía muchas respuestas al problema ; estaba buscando la mejor. Al minuto siguiente escribió corriendo su respuesta que decía lo siguiente:

"Lleva el barómetro a lo alto del edificio y asómate sobre el borde del tejado. Deja caer el barómetro, midiendo el tiempo de caída con un cronómetro. Luego usando la fórmula S=1/2 at2, calcula la altura del edificio.

En este momento le pregunte a mi colega si se daba por vencido. Estuvo de acuerdo y le dio al estudiante la máxima nota.

Al salir del despacho de mi colega recordé que el estudiante había dicho que tenía otras muchas respuestas al problema, así que le pregunte cuales eran. "Oh, si, " dijo el estudiante. "Hay muchas maneras de determinar la altura de un edificio alto con un barómetro. Por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro, la longitud de su sombra, y la longitud de la sombra del edificio; luego usando una simple proporción, determinas la altura del edificio."

"Excelente, " le respondí. "¿Y las otras?"

"Si, " dijo el estudiante. "Hay un método muy simple que le gustará. En este método se toma el barómetro y se comienza a subir las escaleras. A medida que se van subiendo las escaleras, se marca la longitud del barómetro a lo largo de la pared. Luego se cuenta el número de marcas y esto dará la altura del edificio en unidades barómetro. Un método muy directo."

"Desde luego, si quiere un método más sofisticado, puede atar el barómetro al final de una cuerda, balancearlo como un péndulo; con él determina el valor de "g" a nivel del suelo y en la parte superior del edificio. De la diferencia entre los dos valores de "g" se puede calcular la altura del edificio."

Finalmente, concluyó, "hay muchas otras formas de resolver el problema. Probablemente la mejor," dijo, " es llamar en la portería. Cuando abra el portero, le dices lo siguiente: "Sr. portero, aquí tengo un barómetro excelente. Se lo daré, si me dice la altura de este edificio."

En este momento le pregunté al estudiante si conocía la respuesta convencional a la pregunta. Reconoció que si, dijo que estaba harto de que los profesores del instituto y de la facultad trataran de enseñarle como tenía que pensar, usando el "método científico," y a explorar la lógica profunda de la materia de una manera pedante, como se hace a menudo en matemáticas, en lugar de enseñarle la estructura de la materia. Teniendo esto presente, decidió recuperar el escolasticismo como un asunto académico para desafiar las atemorizadas aulas de América.

Isaac Newton encaja perfectamente en el estereotipo de científico despistado: él mismo cuenta que, en una ocasión, entró en la cuadra de la granja donde vivía arrastrando por las riendas a un caballo. Sin advertir que el caballo hacía tiempo que se había zafado. Newton también se olvidaba a menudo de comer y hasta de dormir, al menos es lo que cuentan quienes le conocieron en sus tiempos universitarios. Y es que Newton a menudo quedaba abstraído por sus reflexiones.

También se olvidaba a menudo de sus invitados cuando se ausentaba por algún motivo del salón: se dirigía a su laboratorio y no regresaba en horas.

-Vestía de forma descuidada, e incluso sucio, porque a menudo olvidaba su higiene personal.

No era raro verle sentado en cualquier camino de la universidad de Cambridge, trazando en el suelo enrevesadas figuras geométricas, mientras sus alumnos y compañeros le sorteaban, tratando de no estropear aquellos incomprensibles dibujos. Esos mismos alumnos que eludían sus clases porque, muchas veces, no eran sino indescifrables peroratas ensimismadas.

-Newton también era serio y circunspecto. No le gustaba la alegría y ni siquiera sonreír. De hecho, se cuenta que sólo se le vio una vez reír en clase: el día en que un alumno le preguntó cuánto podría valer un obsoleto libro de Euclides.

Por sus garras se conoce al león.

Casi todo el mundo ha oído hablar de Newton, sin embargo no todos saben que era un prodigio en matemáticas y que no solo se dedico a la física. Ilustraré con una anécdota la genialidad de Newton.

Antes que nada comentaré unas pocas cosas sobre la familia Bernoulli. Los Bernoulli fueron una familia de importantes matemáticos. Para dar una idea, durante más de 250 años seguidos siempre hubo un Bernoulli como titular en la cátedra de matemáticas de la universidad de Basilea. En 3 generaciones salieron de la familia 8 matemáticos brillantes, 3 de ellos prodigiosos; Jacob, su hermano menor Johann y el hijo de este último, Daniel.

Un buen día a Johann Bernoulli se le ocurrió plantear un reto a sus pares de la Royal Society, para animarlos prometió que si alguien resolvía 2 complicados problemas matemáticos en menos de 6 meses le regalaría un libro extremadamente valioso de su biblioteca personal, un libro que sabia que era muy codiciado por los miembros de la sociedad (costaba 4 chelines, una gran cantidad en la época). Los problemas fueron planteados a Leibniz, Huygens, Hooke, Wren, Halley, L'Hopital y a otras figuras de talento excepcional para las matemáticas. Por causa desconocida, Newton, quien pertenecía a la Royal Society no estaba presente en el momento que se planteo el desafío.

Transcurrieron los 6 meses dados por Bernoulli y tan solo Leibniz había podido solucionar uno de los problemas, sin embargo para ganar el desafió se debía resolver ambos problemas por lo que Bernoulli extendió el plazo otros 6 meses más... con nulo resultado. Pasados los 12 meses, Johann le pidió a Halley (quien tenia buena relación con Newton) que le diera sendos problemas a Newton. Le cedo la palabra al mismísimo Halley:

Llegué a su casa a las dos de la tarde. Él estaba encerrado en su estudio, y la servidumbre tenía estrictas órdenes de no molestarlo ni abrir la puerta por ningún motivo. Por lo tanto, me senté afuera a esperar que saliera. Rato después, el ama de llaves trajo el almuerzo de Newton en una bandeja, y lo dejó en el piso, frente a la puerta. Las horas pasaron. A las seis de la tarde, yo sentía un hambre atroz, y me atreví a devorar el pollo de la bandeja. Cuando Newton por fin abrió la puerta, miró los huesos del pollo en la bandeja, me miró a mí y exclamó: —¡Qué distraído soy! ¡Pensé que no había comido!

Halley le entrego a Newton la carta de Johann que contenía los problemas y le explicó la situación, Newton le dijo a Halley que más tarde le echaría una ojeada a los problemas.

¿Creen que le tomo mucho tiempo a Newton resolver los problemas que habían mantenido ocupados a los matemáticos más importantes de la época durante más de un año? ¡Los problemas le mantuvieron ocupado durante apenas 10 horas! A las 4 de la mañana del día siguiente a la visita de Halley los 2 problemas estaban resueltos, a las 8 de la mañana envió las soluciones en una carta sin firmar al presidente de la Royal Society. Las soluciones eran tan elegantes y perfectas, que fueron publicadas de forma anónima (recordemos que Newton no firmo la carta) en febrero de 1967 en la revista Philosophical Transactions.

Bernoulli en cuanto vio las soluciones exclamó "Es Newton", le preguntaron cómo es que lo sabía y respondió "Porque reconozco las garras del león".

Es importante señalar que la solución de Newton al primero de los problemas era muy elegante y sencilla, mientras que la de Leibniz era terriblemente trabajosa. Jacob y Johann Bernoulli también pudieron resolver el primero de los problemas, pero la de Johann era una solución particular y no general y la de Jacob era más trabajosa y aburrida incluso que la de Leibniz. Nadie hasta hoy pudo encontrar una demostración más elegante que la de Newton al primero de los problemas. Por su parte, el segundo problema solo el león pudo resolverlo.

Me olvide mencionar un pequeño detalle, la carta de Johann no era nada inocente, el creía que Newton no podría resolver los problemas y en su carta acusaba, de forma indirecta, a Newton de plagiar a Leibniz. Los hermanos Bernoulli apoyaban a Leibniz en su presunción de ser reconocido como el primero en descubrir el cálculo infinitesimal. La respuesta de Newton a los conocedores de su talante no les sorprenderá "Me molesta que me desafíen e insulten algunos que no son más que extranjeros en la matemática...".

@ganryu3 Wocial